martes, 21 de agosto de 2007

El oro de agosto

Llegado este tiempo en el que parece que todo el mundo está de vacaciones menos yo me asalta una duda, ya no sé si las vacaciones son un derecho por el cual descansamos y desconectamos de la rutina diaria o si por el contrario son una obligación con fines consumistas al más estilo “14 de febrero”.

Realmente, se hace difícil hacer comprender a alguien que a veces durante el mes de agosto donde mejor se está es en casa de uno y que además quedan otros 11 meses a lo largo del año para descansar y, si se quiere, gastar.

Hoy en día el mes de agosto se parece más a unas navidades que a unas verdaderas vacaciones tipo “verano azul”. Lo importante ahora es consumir mucho, y cuanto más rápido mejor.

¿Qué ha sido de esas típicas vacaciones estivales en la que los amigos salían con su tortilla de patata a pasar unos días relajados y sin prisas? Está claro, el descanso y el apaciguamento no son rentables económicamente, hay que crear una nueva necesidad: el turismo intensivo. Ahora ya no sirve con desconectar con la monotonía, mas al contrario, lo que hay que hacer es salir y ver el máximo número de lugares posibles, bañarse en cincuenta playas distintas, visitar quinientos chiringuitos y cuatrocientos restaurantes… y si no lo consigues habrás tenido unas vacaciones de lo más monótono y aburrido.

Desde mi óptica, está claro que vale mucho más un día de playa en el mes de junio que una semana de auténtico estrés vacacional en el mes de agosto. Por eso yo, al menos este año, me planto a la presión consumista y me quedo aquí, en mi ciudad, en mi pueblo, a disfrutar con mi gente y ¡¡viva verano azul!!