jueves, 15 de marzo de 2007

¿Nucleares? ¡No gracias!

A día de hoy, con la crisis energética que previsiblemente se nos venga encima, este eslogan universal podría estar puesto en tela de juicio por muchas personas, tanto de izquierdas como de derechas.

Pero lo que muy pocas personas conocen el coste real de la energía nuclear ¿cuántos saben cuanto le ha costado al Estado la construcción de cada central? ¿cuánto tiempo vamos a tardar en agotar los yacimientos de uranio? ¿quién se va a hacer cargo de unos residuos radiactivos de alta intensidad durante 500.000 años?

Si nos planteáramos estas cuestiones una por una nos daríamos cuenta de que la energía nuclear no es la solución a nuestros problemas sino que es un problema a añadir en nuestra larga lista.

Las centrales españolas han sido construidas gracias a una “subvención” estatal de alrededor del 70% porque no existe compañía eléctrica capaz de sufragar los costes de construcción. Por cierto ¿alguien ha echado las cuentas de los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera para la construcción de la central (cementos, movimiento de tierras, transportes…)? ¡vaya! si resulta que ya no es tan “limpia” como pensábamos. También hay que tener en cuenta que en EE.UU. la empresas energéticas no tienen muchas restricciones a la hora de construir nuevas centrales ¿sabéis cuantas se han construido en los últimos 20 años? pues eso, que o se regala el 70% de la construcción por el Estado o su viabilidad es nula.

La otra gran pregunta era ¿hasta cuándo tendremos uranio? La respuesta no es menos tajante que la anterior, dado que el isótopo de uranio fisible supone un parte ínfima del uranio en estado natural los especialistas llegan a la conclusión de que nos queda combustible nuclear para 40 años. ¿y qué pasa si duplicamos nuestra capacidad nuclear? la respuesta resulta de Perogrullo: si duplicamos el consumo de combustible nuclear reduciremos su disponibilidad a la mitad, es decir, tendremos uranio para 20 años ¡como vamos a construir nuevas centrales nucleares si a los 20 años no habrá combustible para mantenerlas abiertas!

Finalmente llega el problema de los residuos, ese tema que se pasa por alto en todos los despachos donde se toman las “grandes decisiones”. Pues bien, en algún sitio hay que guardarlos, y digo yo, ¿no deberían guardarlos aquellas regiones que hayan disfrutado más de la energía generada? ¡coño! ahora resulta que encima de tragarnos las centrales nucleares en las zonas más desfavorecidas de este país también vamos a tener que hacernos cargo de sus desechos ¿es esto justo? Tal vez Esperanza Aguirre deba plantearse la posibilidad de hacer un cementerio nuclear bajo el Monte del Pardo, entonces, y solo entonces tendrá legitimidad para pedir la construcción de nuevas centrales nucleares… lejos del Retiro, por supuesto.

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